jueves, 10 de abril de 2008

Citizen Havel













Siempre me produjeron cierta atracción los países del este europeo. El Malba, lo admito, me queda cerca (mucho más que los países del este). En el comentario sobre la película en el programa del Bafici decía que el documental tiene, entre otras cosas, sentido humor. Estos tres factores contribuyeron a que corriera para llegar a tiempo a la función de las 12.15 de Citizen Havel. Como sabrán, no entiendo nada de cine, así que aquí van algunas consideraciones completamente arbitrarias sobre la experiencia de este mediodía:

- Al principio suena extraño pero a medida que pasan los minutos, el checo adquiere una musicalidad muy particular. Tiene que serlo si es parte de la banda de sonido de Praga.

- Era cierto lo del humor. En parte debido al carácter del personaje principal, Havel. Por otro lado, los entretelones de los encuentros con otros presidentes o la relación entre los miembros del equipo del presidente produjeron también varias risas en la sala. Madeleine Albright compartiendo con Bill Clinton y Havel una mesa de un pub de Praga es una imagen, por lo menos, original. 

- El tono del documental parece el adecuado, sin gritos. Hasta la escena en que aparece la muerte tiene cierta belleza. Y el ritmo del film también, como el checo, es musical y agradable. 

- Ah! Casi me olvido. La peli sigue a Václav Havel, escritor y primer presidente de la República Checa, desde que se postula para su primer mandato hasta que concluye el segundo.